La fuerte separación que la cultura occidental ha trazado entre la naturaleza y lo humano nos lleva a calificar de absurdo que pueda existir un diálogo entre ambos. Muy al contrario, el lugar común nos indica que la naturaleza está dispuesta, en su pasividad, para que el hombre ejerza dominio sobre ella desde el gesto mínimo de la roza, el abrir espacio para el ordenamiento y la acción utilitaria. Mas una mirada pausada nos muestra que la naturaleza no es un ente pasivo. A la acción dominadora del hombre contrapone su respuesta. Como dice el artista, ‘la vegetación no cede ante las intervenciones humanas que pretenden contenerla, limitarla, acomodarla.
Silenciosamente, a su propio ritmo, imperceptible a la mirada cotidiana de los habitantes, ella continúa, busca salidas, sigue su impulso: ella es’.
El conjunto de images y el video que configuran esta muestra evidencian los gestos que una y otro proponen desde su existencia: la naturaleza con su persistencia y lo humano en sus acciones para controlarla.
Carlos Arango Vieira aborda las fotografías desde un gesto que supera el registro documental para proponer un segundo nivel de roza. El orden y la utilidad no se medirán en términos prácticos sino en la reflexión que susciten en los observadores. El poema de García Lorca tendrá otra variación pues será un hecho que no para toda la humanidad valdrá cantar: ‘Bajo la luna gitana,
/las cosas la están mirando
/ y ella no puede mirarlas’.
Carlos Galeano Marín / Director Casa Imago
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